Mientras que en Argentina gran parte de la población espera con ansiedad la llegada de un mundial de fútbol, acá en Nueva Zelanda la gente lo mira de reojo, MUY de reojo. Podría decir que más o menos con el mismo interés que nosotros seguimos el super bowl del fútbol americano: a algunos pocos les interesa, otro tanto saben que existe y el resto bien gracias.
Cuando ha surgido el tema de conversación con algunos neozelandeses he recolectado reacciones de las más diversas. Desde los que no tienen ni la más remota idea de lo que es un mundial hasta el que no sabe cuántos equipos juegan, pasando por el que desconoce cuáles son las mejores selecciones.
En el cable pasan algunos partidos, pero no todos, y muchas veces la selección de encuentros no es la que uno quisiera. Por ejemplo, de los primeros cuatro enfrentamientos de Argentina sólo transmitieron uno. En esos casos no quedó otra que verlos por internet en los deficientes streamings de Roja Directa, que se ven mal, se escuchan peor y se cortan a cada rato.
Aunque algunos tienen mejor suerte. Si el dueño de la casa en la que vivís tiene ganas puede pagar un abono especial para ver todos los partidos, o si estás en Queenstown, por ejemplo, podés ir a una iglesia anglicana cuyo cura es brasileño y puso una pantalla gigante para seguir el campeonato, con entrada gratuita y hasta con una mesa de comida.
También hay algunos bares que pasan el mundial, aunque son pocos (en Christchurch no deben ser más de tres o cuatro) y sólo se llenan cuando juega algún equipo latino o Inglaterra, la selección que adoptan como propia los locales a los que le gusta el fútbol (recordar la anécdota de Paul en la distribuidora).
Afiche de un bar que pasa el mundial
El horario es otro gran impedimento, ya que mucho de los encuentros se juegan a las cuatro de la mañana de acá y otros entre las siete y las diez, siendo que si caen en día laborable es imposible poderlos ver a menos que no estés trabajando.
Con todo, ninguna de estas particularidades suponen un gran sufrimiento, especialmente para este humilde redactor que es un poco ajeno al entusiasmo popular que genera la Copa del Mundo. Casi casi como la gente de este país.