Es normal que mucha gente no sepa o no entienda completamente de qué va esto de vivir y trabajar en otros países, especialmente porque a nosotros mismos nos llevó su tiempo comprender realmente de qué se trataba. Por acción u omisión se generan muchos mitos y prejuicios alrededor de nuestras experiencias en este lado del mundo, que a continuación voy a intentar despejar. Sí, lo lamento, lo que van a leer a continuación tiene mucho de justificación y autobombo. Están advertidos.
Que formamos parte de un programa especial con todo incluido
A veces el nombre de la visa working holiday (trabajo y vacaciones) engaña, incluso a nosotros en un principio. Muchos pueden pensar que obtener un cupo de estas visas significa que te consiguen alojamiento, trabajo y todo lo necesario para vivir en el país, pero lo único que te dan es el permiso de permanecer y trabajar legalmente por hasta un máximo de doce meses.
Una vez que te llega el mail con la confirmación de la visa estás a tu merced. Tenés que comprar el pasaje vos solito, llegar al aeropuerto, conseguir dónde quedarte, abrir una cuenta bancaria, obtener un número similar a un cuit y buscar trabajo. Mientras no te entra un peso tenés que vivir de tus ahorros y si te administrás mal te volvés por dónde viniste y no podés reclamarle nada a nadie.
“Hola, ya llegué a Australia. Me da trabajo por favor?”
Que trabajamos poco y liviano
También nosotros creímos en esto cuando llegamos, que veníamos a trabajar pocas horas sin mucho esfuerzo a cambio de buena plata. Nada más alejado de la realidad. Arrancamos con jornadas de once o doce horas juntando fruta en el campo por un sueldo miserable bajo un calor insoportable hasta que nos cansamos y nos mudamos a la ciudad.
Allí empezamos a trabajar en lugares donde nunca creímos poder hacerlo y fuimos sorprendiéndonos a nosotros mismos, como fábricas, depósitos de mercadería y obras en construcción. Y la realidad es que en todos los trabajos sos uno más de los empleados, no es que tienen “tareas especiales” para vos y tu visa working holiday. Hacés turnos de entre ocho y doce horas y puede ser de mañana, tarde o noche. En general por semana se trabaja entre 40 y 60 horas.
Es cierto que la búsqueda laboral es más sencilla en estos países porque está muy arraigada la figura del trabajador temporal, el cual es más barato, flexible y prescindible, lo cual a muchas empresas les conviene. Pero insisto, una vez que estás adentro, trabajás como el resto, porque nadie te paga para que vayas de vacaciones.
Lista para otra jornada laboral de 12 horas en la fábrica
Que somos ricos
A veces cuando le comentamos a alguien en Argentina cuánto ganamos se sorprenden porque hacen la conversión a pesos e inmediatamente nos imaginan en un yate de lujo navegando por el Mediterráneo. Pero casi siempre se olvidan de preguntarnos cuánto cuesta vivir acá, donde también todo se paga en dólares. Y la respuesta es: cuesta bastante.
Son países caros, por eso tienen sueldos altos. Si podemos ahorrar es porque también resignamos un montón de comodidades que en Argentina no negociaríamos, como el hecho de compartir casa con hasta diez personas más, tener un auto de hace 20 años con casi 500 mil kilómetros, reducir las salidas a prácticamente cero o vivir en un desierto en medio de la nada. Llevando este estilo de vida en Argentina también es posible ahorrar considerablemente.
En Nueva Zelanda compramos un auto del 91 con 400 mil kilómetros que se terminó fundiendo. En Australia ni siquiera tuvimos auto
Que vivimos de joda
De los pre conceptos anteriores se desprende este, que vivimos en una fiesta interminable y amanecemos todos los días después del mediodía rodeados de botellas de cerveza. Lamento desencantarlos, pero personalmente la última vez que me pasé de copas fue precisamente en mi última noche en Argentina. Desde que llegamos a Oceanía mi consumo de alcohol se vio reducido a una o dos cervezas de 330 ml (acá no venden de litro) cada dos o tres semanas.
No solo es el precio, que no es barato, y que de entrada no somos muy fiesteros que digamos, sino que rara vez encontramos las ganas y la energía para reventar la noche. La mayoría de las veces nos toca trabajar los fines de semana, o si tenemos libre estamos tan cansados que no podemos llegar ni a la esquina o preferimos salir a recorrer y hacer alguna actividad de día.
Bueno, Ro quizás haya asistido a una o dos fiestitas en Christchurch
Que la vida está en pausa
La pregunta de “¿cuándo vuelven?” es inevitable y hasta entendible, aunque a veces ni nosotros mismos sabemos la respuesta y nos cansamos un poco de intentar encontrarla. En determinados momentos nos da la sensación de que los que están allá esperan nuestro regreso para retomar las cosas como las habíamos dejado y seguir como si nada. Pero la realidad es que hemos cambiado, nosotros y ellos. La vida continuó para todos.
Esto no quiere decir que no vamos a volver más o que no vamos a tener más amigos o cualquier otra idea extremista que se le pueda venir a la cabeza a más de uno, solo que este viaje no significa para nosotros un tiempo sabático tras el cual vamos a volver a Argentina como si hubiésemos estado de vacaciones. Es una etapa más de nuestra vida como lo fueron otras que han empezado y concluido.
Sin intención de sonar arrogante o agresivo, la verdad es que casi nunca nos planteamos la pregunta “¿cuándo volvemos?”, sino más bien “¿cómo seguimos?”, en el sentido de qué es lo próximo que queremos hacer en nuestra vida y cómo queremos hacerlo. En este sentido, volver a Argentina lo vemos más como una continuación que como un regreso.
Que renegamos de nuestro país
Si vienen leyendo el blog difícilmente puedan creer algo así, porque es imposible que hayan leído un comentario negativo de Argentina de nuestra parte. Nos encanta nuestro país y no nos fuimos escapando ni del cepo al dólar, los piquetes, los motochorros, porque Messi no rinde en la selección o cualquiera de esas cosas. Si nos escapamos de algo fue de cierto tedio, de cierta rutina que parecía no conducir a ningún lado.
Tampoco para que nos tilden de hippies que se fueron en un viaje interior y cosas por el estilo, sino más bien como abrir la cabeza, descubrir que somos capaces de hacer muchas más cosas de las que creíamos y encontrar lo que verdaderamente nos hace felices, más allá de lo que la sociedad en conjunto siempre vende como el pack “Vida plena” (casa, perro, hijos, trabajo). Y para que no se hagan una mala idea, no es que nada de esto nos parezca poco importante, sólo que no lo consideramos un objetivo que necesariamente haya que alcanzar a como dé lugar.
Con la bandera del Diego y de Argentina a todas partes
Que estamos perdiendo el tiempo
Años de estudio tirados a la basura. Una vida profesional clausurada antes de empezar. Casi treinta años y sin un plan de vida. Aunque no se digan, es fácil imaginar prejuicios parecidos a estos que pueden tenerse. Podría relativizarlos todos diciendo sencillamente que nunca es perder el tiempo hacer lo que te gusta y ser feliz mientras tanto. Que una carrera laboral, un millón de dólares y una mansión de cuatro pisos pueden hacerte igualmente miserable si hacés algo que no disfrutás.
Pero más allá de eso, el viaje tampoco es una pérdida de tiempo en cuestiones concretas y tangibles. Una vez mi mamá, cuando nos visitó en Christchurch, me dejó una frase que me dejó pensando. Me dijo que estaba tranquila porque, hiciéramos lo que hiciéramos de ahí en adelante, con el solo hecho de vivir en otro país trabajando de cualquier cosa habíamos aprendido a sobrevivir. Difícilmente pasaríamos carencias el resto de nuestra vida porque habíamos podido adaptarnos y hacer lo necesario para subsistir. En resumen, tenemos más habilidades que antes y conocemos algunos negocios que no teníamos ni idea de cómo funcionaban.
Por mi parte mejoré considerablemente mi nivel de inglés. Aunque estoy lejos de poder decir que soy bilingüe puedo hablar por teléfono, tener entrevistas de trabajo y atender un bar en un pueblo australiano. En cuanto a Ro, uno de sus mayores logros fue dejar finalmente atrás sus temores y aprender definitivamente a manejar.
Además, el hecho de compartir momentos con gente de otros lugares, conocer otros países y la perspectiva de seguir haciéndolo nos hace aprender un montón de cultura internacional que de otra manera no habríamos conseguido, personalmente porque me cuesta interesarme política o socialmente por algo que veo demasiado lejano. Así que ahora quizás podemos hablar un poco más de cosas como la transformación de Singapur, la independencia de Hong Kong, la crisis económica de Islandia, la sociedad japonesa o la revolución rusa, por citar algunas.
En fin, disculpen si se hizo largo y tedioso o si les pareció innecesario porque no pensaban nada de esto. Es una de esas cosas que quizás nosotros necesitamos más escribir que el resto de la gente leer. En la próxima nota prometo seguir con nuestra programación habitual. Nos leemos!
Viva la vida!
Aguante todo Facu! Sos un grosso maestro, pensé que te volvías al mes (?) Jajaj…
NO VUELVAN QUE AGARRA MACRI LA CONDUCCIÓN, DENME ASILO LABORAL POR FAVOR.
Que estén bien, esos son mis deseos, un fuerte abrazo!
Jajaja, gracias por tus buenas vibras. Siempre poniéndole la mejor a la distancia. Un abrazo!
Muy buen articulo. Maduro y reflexivo.
Muchas gracias
Me encantó. Sigan al hombre o la mujer del espejo porque es el que no miente. Y entre nosotros, los creyentes tienen una sola marcha: hacia adelante. Así que queridos míos sigan adelante. Besitos y besotes.-
Muchas gracias por la onda positiva. Abrazo grande