La película danesa que habla de Argentina

Cierto día, la profesora de danés llevó algunas películas a la clase para prestarnos. Su idea es que los alumnos nos expongamos al idioma más tiempo que ese puñado de horas por semana que pasamos en el aula, y por eso intentó cautivarnos por el lado del cine. Empezó entonces a mostrarnos algunos de sus DVD, que en general respondían a los géneros habituales del cine danés: drama histórico, drama contemporáneo, drama de ciencia ficción… Hasta que en un momento empezó a leer la descripción de una película que llamó mi atención.

“Christian está devastado luego de que su esposa Anna lo dejara para entablar una relación con el futbolista argentino Juan Díaz y se mudara a Buenos Aires. Junto con su introvertido hijo Oscar, Christian decide viajar de la fría Dinamarca a la cálida Buenos Aires para intentar recuperar a Anna”.

¿Una película danesa filmada en Buenos Aires? Demasiado bueno para ser verdad. Como el único argentino de la clase, me vi en la obligación de reclamarla, y grande fue mi sorpresa cuando, mirando la caja del DVD, vi que uno de los protagonistas era Sebastián Estevanez (el típico galán de telenovela en Argentina, con mucho músculo pero poco expresivo, cosa que le ha valido no pocas burlas en las redes). Decididamente tenía que ver esa joya.

La película se llamaba Superclásico (en español en el título original) y el único problema era que, por supuesto, estaba en danés, y ni siquiera tenía subtítulos en inglés. Pero la profesora insistió, así que me la llevé.

Estevanez en acción

Un domingo a la tarde nos pusimos con Ro a verla. Decir que entendíamos es muy ambicioso, pero captábamos algunas palabras y frases sueltas, y ayudaba que tuviera varios diálogos en español y algunos en inglés. Además, la historia era bastante simple de seguir: Christian es un marido dolido que ya no sabe qué hacer con el raro de su hijo, y se va a Argentina para recuperar a su esposa, que está a punto de casarse con el goleador de Boca.

El primer choque es climático: Christian suda a mares a causa del calor que hace en Buenos Aires, en comparación con la fría Copenhague. Sufre también porque no puede comunicarse en español, porque el novio futbolista de su ex se toma demasiada confianza con él, porque unos fanáticos de River lo quieren linchar arriba de un taxi y porque hasta padece un robo (bastante suave de todas maneras: dos tipos le piden amablemente y en un correcto inglés el dinero y la ropa). Para colmo de males, el hijo se enamora de una muchacha argentina y desaparece.

Pero la cosa empieza de a poco a mejorar. Christian disfruta del buen vino, frecuenta un bar de hombres donde puede descargar sus penas aunque nadie le entienda nada y hasta entabla una especie de relación con la empleada de la casa de su ex.

La mirada sobre Argentina está posada todo el tiempo con mucho respeto. Se hace hincapié en ciertos aspectos de nuestra idiosincrasia nacional (el fútbol, el vino, el temperamento, la comida, la religión), pero sin llegar al extremo de presentarlo como absurdo o extravagante, algo que suele suceder cuando el realizador viene de Estados Unidos. La película presenta un país donde la gente es amigable, da mucha importancia a la familia, ama el fútbol y reacciona a veces sin pensar en las consecuencias. Una mirada bastante acertada, y hasta por momentos incluso benevolente sobre nuestra sociedad.

Es muy valorable además que Superclásico esté filmada por completo en Buenos Aires. Producciones con mucho más presupuesto se conforman con una vista general al principio y después todas tomas de interiores o en estudio para simular que están en el lugar. Pero esta pequeña película danesa tiene muchísimas tomas en exteriores, y se ven lugares como la cancha de Boca, el cementerio de la Recoleta y otros.

El cementerio de la Recoleta

Párrafo aparte para la actuación de Estevanez. Lo primero que pensé al ver su nombre en los créditos fue por qué, entre todos los actores argentinos que hay, fueron a elegirlo a él. Pero la verdad es que demuestra que sabe actuar y termina siendo la persona ideal para el papel. Despojado de su rol de galán señorial, se luce como un muchacho sencillo, de buen corazón, sin demasiada educación (su inglés avanza a los ponchazos), que triunfó en el fútbol pero que no se olvida de sus valores. Su duelo deportivo con Christian es memorable.

—¿No jugás al fútbol? —le pregunta Estevanez/Juan Díaz al danés.

—Odio el fútbol. Yo juego al handball, con las manos.

—Dale. ¿Con las manos? ¿Me estás jodiendo?

—Era el mejor arquero de handball de Dinamarca. Y estoy seguro que puedo atajarte al menos ocho de diez penales que me patees.

Juan lo mira serio.

—Escuchame, yo soy Juan Díaz, goleador de Boca, y vos no me podés atajar ni uno.

Dicho y hecho nomás, en una de las mejores escenas de la película.

También es una buena oportunidad si quieren ver los atributos de Estevanez

Y aun con tanta influencia sudamericana, Superclásico no pierde su esencia danesa. Al final del día los personajes se mantienen tremendamente realistas. Sus acciones siguen una orden lógica y las cosas no terminan como uno esperaría en una comedia de este tipo. Y es una auténtica comedia. Aunque en algún que otro minuto pareciera que fuera a ponerse dramática, no paramos de reírnos en la poco más de una hora y media de duración.

La verdad es que no sé cómo pueden conseguir la película fuera de Dinamarca. Quizás anda dando vueltas por Internet, o esté perdida en algún videoclub que se resista al cierre. Pero si por alguna de esas casualidades se cruzan con Superclásico (algún trasnochado la comercializó también como “Noche de vino y copas”) denle una oportunidad. No se van a arrepentir.

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