Australia es mundialmente conocida por los canguros, Nicole Kidman, Mel Gibson y el demonio de Tasmania, aunque una vez acá te das cuenta que nada de esto está muy presente en la idiosincrasia local. Lo que realmente apasiona a los australianos es un deporte que prácticamente no se juega en ningún otro lugar del mundo llamado fútbol australiano.
Aunque el nombre nos hace pensar en el fútbol americano, es una actividad bien distinta. Se juega en equipos de 18 jugadores (!) en una cancha de proporciones siderales con forma ovalada, igual que la pelota, aunque es más pequeña que una de rugby. En cada extremo hay cuatro postes altos entre los cuales los jugadores tienen que meter la pelota para marcar tantos. Si va entre los dos postes centrales vale 6 y si entra entre un poste central y uno lateral vale uno. Más o menos así son los fundamentos del juego.
El árbitro hace un pique en el centro de la cancha y empieza el juego
Jugada y gol by Rosario Morelli
Es un deporte bien dinámico porque se detiene muy poco y no es trabado como el rugby. Si bien los jugadores se golpean y taclean para quitarse la pelota ésta nunca se juega en el piso, sino que se libera y se mueve rápido. Además, los pases pueden darse en todas las direcciones con lo cual el despliegue físico es muy importante. El sábado pasado fuimos a un partido de la primera fecha de la AFL (Australian Football League) y se nos hizo muy ameno a pesar de que duró casi tres horas! En realidad se juegan cuatro cuartos de 20 minutos pero como el reloj se para cada vez que el balón está detenido se hace mucho más largo.
Los “carritos” del estadio
Adentro se puede tomar alcohol
El fútbol australiano es el deporte más popular del país, con un promedio de asistencia a los estadios cercano a 40 mil personas. Además, es el único lugar del mundo donde se practica de manera profesional y un jugador puede ganar desde 200 mil hasta varios millones de dólares por año. Con respecto a esto, durante el partido que vimos el equipo local salió con un cartel muy ingenioso que decía: “Si pensaste que Tom Boyd costó mucha plata, entonces tratá de comprar un café en Perth!”. La idea viene a colación de la nueva incorporación del equipo al que se le paga un millón por año y del rival de turno, oriundo de la ciudad de Perth, donde se dice que todo es más caro.
A la gente le gusta mucho este deporte y eso se nota. Se los ve compenetrados en el juego, llevan la camiseta del equipo, gritan un montón, conocen a los jugadores, discuten las decisiones de los siete árbitros que intervienen por partido y hasta largan algunos insultos. A pesar de que la temporada pasada el equipo que fuimos a ver terminó 14° (de 18), 22 mil personas asistieron al partido inaugural en el impresionante Etihad Stadium, una mole con capacidad para 53 mil personas sentadas con techo corredizo.
Con siete árbitros y dos jueces de línea para putear en Argentina sería un derroche semántico
La nueva cancha de Germinal la quiero así
Número para reportar “comportamiento anti social”
El punto negativo del deporte está dado por la indumentaria de los jugadores, una musculosa pegada al cuerpo que llega hasta la cintura con publicidades que hacen recordar a las camisetas del ascenso en Argentina, y pantalones cortos estilos rugby bien por encima de la rodilla, combinación que no queda demasiado bien. Además, el apodo con el que se lo conoce por acá es footy (un diminutivo para football), el cual creemos que no hace honor a la agresividad de la actividad. Arreglando esos pequeños problemas de marketing, tranquilamente se podría exportar a la Argentina.